Nueva forma de admiración
"En 1817 el joven novelista francés Sthendal visitó la ciudad de Florencia. Nada le había preparado para la acumulación de tanta belleza dentro de la monumental iglesia de la Santa Croce, y entonces se sintió atudido, sintió una ligera desorientación, palpitaciones, una intensa sensación de falta de aire, y tuvo que salir. Hoy en día estos síntomas se conocen como síndrome de Sthendal."
...
Ahora aprecio las formas, los colores, las texturas.
Adoro el caos, el desorden, la mezcla, la sintuosidad.
Adoro también la pureza, la piedra, el olor a viejo.
Adoro que se combine con la ciudad, oirle respirar pesadamente.
Adoro observar cómo la luz se filtra ténuemente por los ventanales, cómo choca con las columnas hábilmente trabajadas y se pierde al pie de la escalera, las sombras, los reflejos.
Adoro el cristal, la madera, el papel, el barro, la piedra, el metal.
Adoro cómo todo eso pasa despacio y hábilmente, y de vez en cuando se cuela en la retina, se acomoda.
Adoro detenerme y admirar, pasar minutos y minutos sintiendo cada pedacito, imaginando cómo está hecho, qué lo compone, qué hay oculto detrás de él.
Adoro plasmarlo en papel.
Adoro que me emocione.
Hace un año, nunca habría dicho que adoraría estar aturdida, notar una ligera desorientación, palpitaciones, falta de aire y como los ojos se llenan en lágrimas al ver un edificio.
La diferencia es que yo nunca me marcharía hasta empaparme totalmente de esa belleza.
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Ahora aprecio las formas, los colores, las texturas.
Adoro el caos, el desorden, la mezcla, la sintuosidad.
Adoro también la pureza, la piedra, el olor a viejo.
Adoro que se combine con la ciudad, oirle respirar pesadamente.
Adoro observar cómo la luz se filtra ténuemente por los ventanales, cómo choca con las columnas hábilmente trabajadas y se pierde al pie de la escalera, las sombras, los reflejos.
Adoro el cristal, la madera, el papel, el barro, la piedra, el metal.
Adoro cómo todo eso pasa despacio y hábilmente, y de vez en cuando se cuela en la retina, se acomoda.
Adoro detenerme y admirar, pasar minutos y minutos sintiendo cada pedacito, imaginando cómo está hecho, qué lo compone, qué hay oculto detrás de él.
Adoro plasmarlo en papel.
Adoro que me emocione.
Hace un año, nunca habría dicho que adoraría estar aturdida, notar una ligera desorientación, palpitaciones, falta de aire y como los ojos se llenan en lágrimas al ver un edificio.
La diferencia es que yo nunca me marcharía hasta empaparme totalmente de esa belleza.
telled by Lledó Gas at 10:33 p. m.
2 scared ones:
Anónimo screamed...
I've got a place just like that 2006 vw golf
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diedre-born!