Por el momento, durante este curso, tuve la suerte (en algunas ocasiones la cara) de haber dormido toda y cada una de las noches que pasé en Barcelona, ya haya habido exámenes o entregas. Ayer fue uno de esos días en que te planteas quedarte despierta o el proyecto se te come. A cosa de las 2 del mediodía dejé un plano bastante decente, aunque por terminar, encima de la mesa y me marché a hacer el examen de AutoCAD. Cuando volví, alguien encantador había dipositado graciosamente unas gotitas que parecían salidas de algo con aceite encima de mis trazos. Eran las 7 de la tarde y tenía que volver a pavimentar un terreno de unos 500 m2.
A las 6 de la mañana no me veía y las manos me temblaban. Aun así estuvo listo a las 7, y con un aspecto y una calidad bastante mejores de lo que esperaba.
A las 11.30 los compañeros me felicitaban por el trabajo.
A las 12 los profesores de proyectos anunciaban que la entrega se retrasaba al jueves, porque pobrecita ella, su niñita, su ojito derecho, no había podido terminar la pavimentación.
A veces me pregunto porqué existen las injusticias favoritistas.

Y ahora toca dormir.