Se combinan en la fragilidad deliciosa y al mismo tiempo en la complejidad absoluta de crear una arquitectura efímera, perfecta. Una arquitectura que adopte formas cambiantes, y se combine con otros módulos. Una arquitectura que deje grandes espacios libres, y que se tiña de los colores que nosotros queramos darle. Una arquitectura que puede morir al mismo instante de ser creada, pero que crece si se la trata con delicadeza, que puede llegar a alcanzar los 5 minutos si se la mima, si se la respeta, si se la aplaude, si se la admira.
Cuando la arquitectura y el teatro se combinan pueden más que arrancarte una sonrisa, crean un interés que se hace eviente, una admiración por las formas, una emoción creciente.
La pompa de jabón (superficie esférica de agua que divide el mundo en dos partes) es la síntesis entre la arquitectura y el teatro. Extraña alianza, espectáculo intenso, poesía visual que te deja un sabor dulce demasiado agradable.

Gràcies Pep Bou per mostrar-nos avui la teva forma particular de veure l'arquitectura, actuació altament recomanable! :)